¿Por qué es tan importante lograr la nacionalidad de nuestra película?
Los beneficios del certificado de nacionalidad
Las coproducciones oficiales suelen regirse por los existentes tratados bilaterales de coproducción entre los países coproductores o aquellos que forman parte de la Convención Europea de Coproducción Cinematográfica o la Convención Latinoamericana de coproducción. Está relacionado directamente a la idea de la nacionalidad de una película de cine u obra audiovisual. Los productores obtienen automáticamente la doble o triple nacionalidad de la película. Es una conveniencia jurídica que genera ventajas económicas directas (financiación) e indirectas (taquilla). Permite al proyecto aspirar a los sistemas de ayudas nacionales, incentivos fiscales. Entra en la cuota de producción nacional o paneuropea que existe en televisión y cine. Muchos países europeos siguen una regulación propia. Las coproducciones pueden ser bilaterales o multilaterales. Pueden evidentemente integrar a socios no europeos.
Las limitaciones
Sin embargo, las normas que regulan la certificación de nacionalidad en cada país buscan con ahínco proteger sus respectivas industrias cinematográficas en lo que respecta al equipo técnico y artístico, al porcentaje de la inversión extranjera, al contenido cultural nacional y su contribución a la película (idioma, representación del patrimonio cultural, ambientación de la película…). Estos elementos son utilizados por las instituciones cinematográficas para planificar sus estrategias, lo que limita el porcentaje de artistas e inversiones nacionales, define los límites entre la coproducción mayoritaria y la minoritaria y esboza las reglas de financiamiento compartido que determinan si los europeos que no pertenecen al país en el que se produce la película son considerados o no como extranjeros.
Las barreras para su obtención
Tales reglas han sido establecidas para limitar el acceso a los subsidios nacionales. Fueron creadas para proteger la cultura nacional. Incluyen las producciones extranjeras de facto filmadas en el país en cuestión, así como las rodadas en el exterior. El objetivo de estas reglas es frenar la fuga de capitales y, asimismo, dar libertad de acción para prevenir que los productores nacionales permanezcan aislados en sus propios países. Las formulas son muy diversas y siguen unos requisitos marcados por sus organismos públicos siguiendo a veces un sistema de puntos. Dejo aquí varios ejemplos de estos países como España, Francia, Canadá o Reino Unido. Si bien existen diferencias en Europa entre las normas relacionadas con este tema, la filosofía de todas las legislaciones es similar, como se puede ver, por ejemplo, en el artículo 16 del Acta de Apoyo al cine alemán, en el British Cultural Test o en el artículo 3 del Real Decreto 526/2002, de 14 de junio, por el que se regulan medidas de fomento y promoción de la cinematografía y la realización de películas en coproducción.
Más allá de la vía oficial
Para aquellos que carecen de acuerdos, tratados o convenciones podemos imaginar un futuro donde el concepto de cooperación va más allá del dispositivo de cooperación oficial. Podemos evitar pasar por ese laberinto burocrático y ser meramente una relación privada comercial. Los acuerdos se pueden realizar fuera de los tratados o convenciones de coproducción, en caso de que vayamos a coproducir con un país con el que no haya tratado bilateral o convención. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la película también deberá cumplir con los requisitos de concesión de nacionalidad (certificado de nacionalidad o test cultural) que tenga cada instituto de cine u organismo correspondiente del país de origen para cada coproductor. Se puede acceder a los fondos del Irish Film Board, por ejemplo, sin un tratado. Sin embargo, sería imposible con países como Francia y Bélgica. Los tratados no deben cubrir coproducciones donde la financiación proviene solo de fuentes orientadas a la economía (refugios fiscales automáticos o fondos regionales). Son buenos y motivadores para los países que aún no han experimentado la coproducción, pero no tanto para los que ya tiene un buen histórico de coproducciones entre ambos para evitar las limitaciones y barreras que presentan. Llegado a ese nivel, sería conveniente eliminarlos y que fluyan mejor las relaciones entre los productores.
El equilibrio
Es altamente recomendable mantener un equilibrio entre las nacionalidades tanto en lo que respecta al talento (guionista, director, compositor, etc.), como al casting y al equipo técnico (cámara, postproducción, etc. para cumplir con los requisitos de cada país coproductor. Las coproducciones permiten a las productoras dividir la financiación, ya que por norma general cada socio es responsable de recaudar el dinero en su territorio y gastarlo en la parte de la producción que asume sin que salgan montos dinerarios hacia el país de destino del coproductor. No obstante, estas coproducciones conllevan ciertas dificultades y complejidades a la hora de la coordinación. Por consiguiente, el motor de una coproducción no es solamente fiscal y debe ser también artístico. Ahora ya conoces la respuesta para esta pregunta: ¿Por qué es tan importante lograr la nacionalidad de nuestra película?
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